martes, 20 de septiembre de 2011

Heráclito

El pensamiento que encuentro en Heráclito me parece profundo, bien estructurado, concreto, innovador, circular en el sentido que Heráclito lo pretende y también arrogante.

Me parece atinado e innovador que proponga esta eterna transformación de las cosas, la vida y la muerte fundidas en cada instante de la vida. El concepto de que todo es una y la misma cosa. Me parece arrogante que juzgue de vulgo a aquellos que no piensan o que no se comprenden así mismos. Pues el pensamiento es una herramienta de los seres humanos que estos pueden o no usar.



De nada valdría a los hombres que sus deseos fueran cumplidos. 

El entendimiento de todo como uno, y uno como todo. La relación circular e infinita entre opuestos genera la noción de atemporalidad, de la carencia de importancia en los fines y en las metas. El simple y llano hecho, si puede ser llamado de esa manera, de vivir es suficientemente grandioso para que los seres humanos puedan estar agradecidos siempre, y sí no fuera cuestión de agradecimiento, si habría una revaloración de las cosas que los seres humanos llevamos a cabo en la vida, puesto que todo es transformación, movimiento, cambio, la idea de trascendencia se vuelve un necia.

Los acontecimientos no necesariamente conducen hacia ningún lado, y los seres humanos con su actúar forjan el devenir de las cosas y forman parte del flujo natural de todo, que pareciera ser inalterable.

Es mejor ocultar nuestra ignorancia, pero es difícil hacerlo en el ocio y junto al vino.


Al alcance de los hombres está el conocerse a sí mismo y ser sabios. 

Si bien me parece juicioso, para Heráclito la sabiduría es alcanzable y deseable para todos los hombres. De hecho crítica constantemente a Hesiodo y a Homero, manifestando una clara ruptura con el conocimiento de tipo mítico, restándole importancia a este, y enalteciendo el valor de la razón y el pensamiento filosófico como llave para acceder a la verdad (logos).

El tiempo es un niño que se divierte, que juega con los dados: de un niño es el reino. 


La mayoría no considera los hechos que advierte, ni los comprende, pero procede como si los comprendiera. Spengler comentando a Heráclito. 

El valor de las ideas de Heráclito está en la implicación de que todo es uno. Esto nos obliga a repensar todos nuestros actos como una sola consciencia, al nosotros determinar el destino mismo de todo y todo determinar el destino de nosotros, no hay forma de evadir la responsabilidad de actuar de acuerdo a la satisfacción de necesidades universales y no sólo sobre vanos deseos personales.

Pensar rectamente es la máxima virtud, y la verdadera sabiduría consiste en hablar y actuar de acuerdo con la naturaleza. 

Heráclito no escribe propiamente una ética, sin embargo constantemente afirma cosas como: Pensar rectamente es la máxima virtud; actuar de acuerdo con la naturaleza, desdeña a aquellos hombres inconscientes y torpes, juzga de vulgo a cierto tipo de personas, etc. Parece ser, que para Heráclito sólo por medio del pensamiento y el conocimiento de uno mismo, se puede acceder a una integración con el flujo natural o devenir de las cosas.

Lo cual no entiendo si todo tiende a ser cíclico y todas las alteraciones en el universo de los seres humanos, son auto equilibradas de manera natural, ¿Qué sentido tendría actuar de una forma sobre otra, si al final estamos adentro de esta interacción dicotómica que obliga al equilibrio al final de todo?

Difícil es luchar con el corazón. Y es el alma (psique) la que debe pagar por sus deseos. Duro es luchar contra el corazón (tymos) . 


Lo que quiere lo adquiere a expensas del alma (psique). 

Reforzando lo anterior, Heráclito continúa esbozando que existen deseos del corazón, mismos que interpreto como: impulsos, emociones, sensaciones, actos viscerales e instintivos, propios de la naturaleza animal del ser humano, que no son deseables, pues el alma (psique) debe pagar por dicha acción.

Este "pago" proviene de la misma idea que todo es uno, y para poder hacer cualquier cosa, dicha cosa implica un gasto, una transformación, la desaparición sólo por así decirlo, de una cosa y la aparición de otra. Al preferir la existencia de una cosa sobre otra, claramente se está haciendo una valoración de las cosas. 

Heráclito tiene fuerza en sus palabras, sus ideas son poéticas, profundas y espirales. Desdeña al que no piensa y engrandece al que lo hace. Propone que por medio de conocerse a sí mismo se puede conocer el universo. La unidad y el conflicto como motor de dicha unidad, hasta el punto de su breve separación para condenarse instantáneamente a la reintegración, lo más cercano al concepto y diferenciación de la vida y la muerte.

Un pensador que vislumbró en el conflicto la creación de todas las cosas, el devenir natural de todo como hilo rector, nos hace pensar en una visión determinística de la vida, pero en cierto sentido, el hombre al desconocer dicha determinación, puede proceder como si él fuera quien rige su propio destino, una vez que ha hecho consciencia de sí mismo y su poder. Finalmente si el mismo es todo, podrá determinar por sí mismo el destino del mundo. Ideas poderosas para no haber tenido electricidad.

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