martes, 8 de junio de 2010

Instrucciones para llorar amargamente

Para llevar a cabo de manera cabal, y decidida esta tan necesaria actividad corporal, que consiste en liiberar de sus ojos gotas de agua también conocidas como lágrimas, siga las siguientes instrucciones:

Fije su mirada. Puede perderla en la inmensidad o mirar a un punto en específico, la concentración faclitará en mucho la labor de llorar.

Apriete los labios, esto ayudará a sentir con mayor intensidad la concentración previamente lograda.

Piense en los momentos que ha perdido para siempre, la niñez, algún familiar, un amigo que no volverá jamás, llene su mente de ideas rotas, sueños inconclusos, fracasos, incluso la verguenza de ser humillado por alguien más.

Pierda la fé. Toda esa esperanza que alberga, sea grande o mínima, olvidela. Aún cuando exista una luz en el fondo de su alma, ignorela, piense que nada en el mundo puede ser solucionado por usted.

Frunza el ceño, materialice el dolor antes descrito en un rostro compujido y atormentado, mezcle en sus mejillas y en su mirada un rostro miserable, falto de aire y de calma.

Sienta como un calor comienza a subir desde cada rincón de su cuerpo hasta agolparse de frente en sus cienes. Afloje los hombros. Deje salir un pequeño alarido, ya sea audible o de esos que vienen del alma y su frecuencia es imperceptible para el oído, pero aquellos al rededor podrán sentir un escalofrío.

Una vez que ha pasado por todo lo anterior, permita que las lágrimas escurran por sus mejillas, no las limpie ni las esconda, portelas con orgullo.

Si la amargura no se va de una buena vez repita los pasos de estas instrucciones cada noche, hasta la eternidad, o hasta que su situación mejore.

1 comentario:

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