Existe una oposición entre el cuestionamiento y la asertividad, por un lado, mientras la asertividad relaciona la afirmación y la convicción de dicha afirmación, parecería ser que el pensamiento filosófico al cuestionar sin cesar todas las razones, hechos, acciones, consecuencias y efectos, no dice más que algo inconcreto.
Pues concretar cualquier cosa requiere de un análisis, por lo menos en términos filosóficos, en cierta medida dicha asertividad podría ser entendida como arrogancia y falta de profundidad.
Sin embargo el papel que juega la asertividad en el terreno de la autoafirmación y aceptación personal, dado que permite sentar bases solidas de pensamiento donde la persona y su ser pueden construir toda una serie de razonamientos, acciones y estilos de vida.
La falta de asertividad y la eterna duda entre pensamientos que flotan no permite que nada se afiance, esto condena a la persona a un estado de eterna duda y ausencia de certeza, aún cuando sea legítimo en el terreno filosófico dudar y cuestionar eternamente, en términos pragmáticos una persona que no construye una certeza no puede reposar ese cúmulo de ideas en ninguna parte.
El aspecto más involucrado en dicho proceso, es la comunicación. Comunicar de forma poco asertiva condena a cualquier mensaje a sonar vacío. La importancia de imprimir los elementos indispensables en un mensaje para ser considerado integralmente comunicado, involucran directamente el contenido del mismo, la claridad con la que se expone el argumento concreto a comunicar, el llamado a la acción, en caso de que exista, y la asertividad con la cual se está comunicando. En caso de que alguno de los elementos se ausente, dicho mensaje será recibido sin el impacto que necesitaba, o por lo menos que era capaz de generar.
Por otro lado, la asertividad sin fundamento es pura arrogancia. Si bien puede producir efectos eficientes en la comunicación, eventualmente la correlación entre asertividad e incongruencia acaba destruyendo todo lo que esa imagen de realidad ha dejado de tener. Tampoco se puede construir castillos sobre la arena y tener la ilusión de que se mantendrán eternamente de pie.
Una vez más llega el punto de encontrar un balance entre los mensajes que deben enviarse y como deben ser enviados, si bien cada interacción es distinta y guarda características esenciales y únicas, valdrá la pena juzgar que patrones comunes pueden respetarse y se esta forma desarrollar una congruencia, una constancia o consistencia que permita a quien recibe el mensaje entender un contexto completo, un mensaje silencioso y representativo, más allá de las palabras que encierra.
Por tanto es importante que se genere un debate, que más bien llamaría: encarnizada lucha contra los conceptos ambiguos que dominen mi mente, y que expulsarlos a una arena donde luchen contra conocimientos más pragmáticos y que lo que sobreviva dentro de esa forma de pensar, tenga el valor de y el sentido de enviar un mensaje uniforme, integral y asertivo.
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martes, 13 de septiembre de 2011
lunes, 23 de mayo de 2011
Observaciones sobre el pensamiento filosófico, Theodor W. Adorno
En el inicio del texto Adorno hace una diferencia entre el pensar en cuanto a lo pensado y el pensamiento filosófico, donde antes que iniciar a desenredar características particulares de cada uno de estos tipos de pensamiento, primero explica sus similitudes y casi la dialéctica entre los términos pero más sobre dichas actividades.
Por un lado, en el movimiento intelectual de la ilustración, se adopta la mecanización de los procesos, tal como en el método científico no se cuestionan ni se analizan, sólo pareciera ser, que se busca la satisfacción del mismo resultado en todos los eventos realizados bajo las mismas circunstancias, pero que eso no le da una razón absoluta al fenómeno, dado que lo único que esta haciendo, es nombrando a un suceso particular y hacerlo válido para un universo de fenómenos relativamente similares.
El pensamiento crítico que tienen las ciencias sociales y que por lo tanto tiende a generar conceptos mucho más particulares y que, carecen de una repetición tan obvia y encubable como los experimentos científicos, dado que su campo de estudios son los seres humanos, y no existe razón alguna que justifique menguar la existencia de los individuos, dado la brevedad y valor individual de la vida, experimentar y repetir condiciones particulares con seres humanos, quedando claro así que el hecho de que las ciencias sociales no vean imprescindible repetir cada fenómeno sobre el que estudian para considerarlo válido y razonable en la cuestión que está analizando.
Este proceso de mecanización y generación de conceptos científicos, obliga al individuo a abandonar el proceso y ser simplemente un ejecutor, sin imprimirle nada en particular, más que, probablemente, el talento de llevar a cabo el proceso al pie de la letra. Bien, no está en ningún momento agregando valor a la cadena del conocimiento y sí está deteniendo ahí todo avance tecnológico. Es cuando el científico rompe con el canón orillado por su curiosidad y su observación, válgase aquí la expresión: Su intelecto. Ese pensamiento crítico y creador que en definitiva tiene que ser el pensamiento filosófico.
"La ciencia necesita de quien no la ha obedecido, lo que para el espíritu de la ciencia es verdaderamente valioso es lo que ella difama, momento del idiotismo, al que consecuentemente la ciencia se condena y del que inconscientemente se avergüenza." (pag. 17)
Por tanto, sin que Adorno descalifique categóricamente a un pensar sobre el otro, si cuestiona con profundidad el porqué se posiciona a uno sobre el otro y recibe mayor atención un tipo de concepto sobre el otro. El pensar es un proceso complejo y fundamentado en la dialéctica misma de todas las cosas, según aquellos que explican el acontecer de los hechos y las cosas con base en esta teoría.
Ejemplificado con la frase: "Siempre que el pensar es verdaderamente productivo, creador, es también un reaccionar. La pasividad está en el corazón de lo activo, es un adecuarse del yo, al no-yo. Para ser siempre productivo, debe estar determinado por su cosa. Esa es su pasividad. Su esfuerzo coincide con su capacidad para aquella." (pag. 13)
El mensaje que parece dibujarse con claridad en las palabras de Adorno va más allá de calificar y separar una serie de elementos para entender la distinción entre un pensamiento y el otro, sino darle el justo valor a ambos y mostrar de una manera clara y profunda la importancia de no enfocar ambos entendimientos como absolutos sino aprender a mediar entre ellos para sacar el mejor provecho de las capacidades intelectuales de los seres humanos.
"La reflexión filosófica no hará sino romper el proceso del discurso" (pag.15) En el sentido que, para poder introducir un nuevo pensar que se empate mejor con las condiciones actuales del presente, el concepto en sí deberá ser, una vez más, puesto en la balanza, discutido y analizado, con la finalidad de ser lo más acertado a su materialización del presente en la realidad.
Finalmente, y lo valioso desde mi punto de vista, desde este texto es la siguiente máxima: El pensamiento sólo es útil si transforma la realidad y colabora con la creación de una mejor convivencia entre todos los elementos del universo. De esta forma el pensamiento se vuelve el motor de la transformación en todos los niveles de la actividad humana y su existencia, y la convivencia ideal se acerca por medio de la capacidad del hombre de razonar, de criticar de crear. Y jamás debería justificar ni aceptar, la resignación, la entrega absoluta del poder que tiene el conocimiento, a repeticiones ciegas y temporales del entendimiento de un fenómeno en particular y llamarlo universal dentro de una gama de fenómenos similares. Un ejemplo de esto es la siguiente linea del texto de Adorno: "Cuando el pensamiento filosófico no alcanza el ideal de renovación constante a partir de la cosa, fracasa, por mucho que se encuentre en textos importantes." (pag. 16)
El pensamiento debe transformar y dar forma a la sociedad, y no venir a justificar el por que, las condiciones están dadas y la sociedad sólo se adapta a los cambios determinados por una mano invisible. Esa es la diferencia entre los filósofos y los economistas.
Por un lado, en el movimiento intelectual de la ilustración, se adopta la mecanización de los procesos, tal como en el método científico no se cuestionan ni se analizan, sólo pareciera ser, que se busca la satisfacción del mismo resultado en todos los eventos realizados bajo las mismas circunstancias, pero que eso no le da una razón absoluta al fenómeno, dado que lo único que esta haciendo, es nombrando a un suceso particular y hacerlo válido para un universo de fenómenos relativamente similares.
El pensamiento crítico que tienen las ciencias sociales y que por lo tanto tiende a generar conceptos mucho más particulares y que, carecen de una repetición tan obvia y encubable como los experimentos científicos, dado que su campo de estudios son los seres humanos, y no existe razón alguna que justifique menguar la existencia de los individuos, dado la brevedad y valor individual de la vida, experimentar y repetir condiciones particulares con seres humanos, quedando claro así que el hecho de que las ciencias sociales no vean imprescindible repetir cada fenómeno sobre el que estudian para considerarlo válido y razonable en la cuestión que está analizando.
Este proceso de mecanización y generación de conceptos científicos, obliga al individuo a abandonar el proceso y ser simplemente un ejecutor, sin imprimirle nada en particular, más que, probablemente, el talento de llevar a cabo el proceso al pie de la letra. Bien, no está en ningún momento agregando valor a la cadena del conocimiento y sí está deteniendo ahí todo avance tecnológico. Es cuando el científico rompe con el canón orillado por su curiosidad y su observación, válgase aquí la expresión: Su intelecto. Ese pensamiento crítico y creador que en definitiva tiene que ser el pensamiento filosófico.
"La ciencia necesita de quien no la ha obedecido, lo que para el espíritu de la ciencia es verdaderamente valioso es lo que ella difama, momento del idiotismo, al que consecuentemente la ciencia se condena y del que inconscientemente se avergüenza." (pag. 17)
Por tanto, sin que Adorno descalifique categóricamente a un pensar sobre el otro, si cuestiona con profundidad el porqué se posiciona a uno sobre el otro y recibe mayor atención un tipo de concepto sobre el otro. El pensar es un proceso complejo y fundamentado en la dialéctica misma de todas las cosas, según aquellos que explican el acontecer de los hechos y las cosas con base en esta teoría.
Ejemplificado con la frase: "Siempre que el pensar es verdaderamente productivo, creador, es también un reaccionar. La pasividad está en el corazón de lo activo, es un adecuarse del yo, al no-yo. Para ser siempre productivo, debe estar determinado por su cosa. Esa es su pasividad. Su esfuerzo coincide con su capacidad para aquella." (pag. 13)
El mensaje que parece dibujarse con claridad en las palabras de Adorno va más allá de calificar y separar una serie de elementos para entender la distinción entre un pensamiento y el otro, sino darle el justo valor a ambos y mostrar de una manera clara y profunda la importancia de no enfocar ambos entendimientos como absolutos sino aprender a mediar entre ellos para sacar el mejor provecho de las capacidades intelectuales de los seres humanos.
"La reflexión filosófica no hará sino romper el proceso del discurso" (pag.15) En el sentido que, para poder introducir un nuevo pensar que se empate mejor con las condiciones actuales del presente, el concepto en sí deberá ser, una vez más, puesto en la balanza, discutido y analizado, con la finalidad de ser lo más acertado a su materialización del presente en la realidad.
Finalmente, y lo valioso desde mi punto de vista, desde este texto es la siguiente máxima: El pensamiento sólo es útil si transforma la realidad y colabora con la creación de una mejor convivencia entre todos los elementos del universo. De esta forma el pensamiento se vuelve el motor de la transformación en todos los niveles de la actividad humana y su existencia, y la convivencia ideal se acerca por medio de la capacidad del hombre de razonar, de criticar de crear. Y jamás debería justificar ni aceptar, la resignación, la entrega absoluta del poder que tiene el conocimiento, a repeticiones ciegas y temporales del entendimiento de un fenómeno en particular y llamarlo universal dentro de una gama de fenómenos similares. Un ejemplo de esto es la siguiente linea del texto de Adorno: "Cuando el pensamiento filosófico no alcanza el ideal de renovación constante a partir de la cosa, fracasa, por mucho que se encuentre en textos importantes." (pag. 16)
El pensamiento debe transformar y dar forma a la sociedad, y no venir a justificar el por que, las condiciones están dadas y la sociedad sólo se adapta a los cambios determinados por una mano invisible. Esa es la diferencia entre los filósofos y los economistas.
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