El de arroganciaEn mis palabras elaboré elegancia,
romance y mentiras.
Despegue los dos pies del suelo,
y creí volar.
Construí en mi mente castillos,
en mis días fracasos sin rostro,
en los días que venían.
El de miseriaMe arrastre con las rodillas sangrando,
caí sobre un puñado de ángeles,
y les corte las alas,
mis lágrimas fueron pretensiosas,
frente el vórtice que nació en el mar.
El de sabiduríaCon los ojos cansados,
cerre por un momento mi mente,
y dejé de hablar,
lentamente busco el amanecer,
dentro de mí.
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