REVISIÓN

La falta de tolerancia a la frustración provoca una especie de resistencia ante lo que no se desea. Enfrentar cualquier acto de decepción generalmente conlleva a una leve o a una profunda depresión.

Así empezaremos con esta historia:

Estaba harto de caminar. Joel decidió que esa tarde no deseaba seguir caminando como lo hacía desde hace ya 6 años para volver de la escuela a su casa. Esa tarde en particular Joel se sentía agobiado por una serie de sucesos que habían sucedido. Primero el exámen de Español, al parecer todo lo que Joel y Toño habían estudiado de aquel libro que les prestó la hermana de Carlo, que por cierto algo se traía entre manos,  no coincidía en lo más mínimo con las preguntas de Don Gustavo había seleccionado para el exámen. Luego Carolina se había ido para siempre, con la separación de sus padres y la reciente venta de la casa, Carolina tenía, sin opción aparente para sus 13 años, que irse a vivir a Merida con su madre a quien de por si toleraba poco, y en definitiva una persona afable y llevadera si se le comparaba directamente con el patán y prepotente de su padre. Además, la extraña enfermedad de Sebastián, tenía el ánimo de los padres de Joel por el suelo, hablaban poco con él, su madre se limitaba a abrazarle cuando este comenzaba a indagar sobre el diagnostico de los médicos y cuando preguntaba cuando volvería Sebastían del hospital, lo abrazaba y mesía lentamente sus cabellos contra su pecho mientras sollozaba apaciblemente, daba a su hijo la calma que a duras penas encontraba en sí misma, y que claramente ya no tenía. Su padre no paraba de fumar, hablaba mucho, siempre hablaba mucho, pero siempre de esas brillantes cosas que a nadie ni le atañen ni le importan. Un gesto más bien lejano e intelectual, desde la enferma...

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