lunes, 23 de julio de 2012

Sobre el olvido

Una manera muy efectiva de dejar de sentir ciertas cosas es, olvidándolas.

A diferencia de lo que la gente se ha acostumbrado a pensar, olvidar es algo muy simple. El olvido radica en la completa de desatención o desenfoque sobre cualquier objeto, situación o persona. Si bien es cierto es generalmente dificil desconcentrarse de algo que desea olvidarse, puesto que el deseo de olvidar se vuelve una especie de dualidad entre el deseo de olvidar y la imposibilidad de hacerlo. Pero esta trampa se vence facilmente, basta sacudir la atención y ocuparla inmediatamente con otra cosa.

Es importante recalcar que solamente conviene distraer la atención en una primera etapa del proceso de olvido, puesto que si se alcanza el olvido unicamente por medio de la distracción, se puede volver una actitud evasiva que vuelve endéble al espiritu y lo condiciona a la latente posibilidad de sufrir una vez que el objeto olvidado se encuentre inesperadamente.

Una vez que se ha distraído la atención del objeto a olvidar, es importante hacer consciencia que los sentimientos con respecto al objeto a olvidar también deben estar notablemente aminorados. El tiempo que se ha invertido en ocupar la mente con otras situaciones u objetos debe sobre recordarse. Con el fin de acostumbrar a la mente a que el tiempo transcurrido es...

A la mierda olvide que más...

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