viernes, 16 de abril de 2010

Serie fotográfica

Una tras otra, la misma imagen se reproduce una y otra vez,
sin compromiso alguno se multiplica la misma imagen,
no depende de si misma, no puede evitar lo que sucede.
Se vuelve lentamente la unidad en un millar.

Con admirable inocencia y sin notarlo,
esboza una tierna sonrisa, a penas advertida,
sólo unos ojos negros le sonrien de vuelta,
un sentimiento se genera entre dos viejos conocidos.

Así la serie de imágenes cobra vida lentamente,
entre silencios y miles de pequeños instantes fijos,
una mirada y una imagen se coquetean curiosos,
como si se conocieran, como si acabaran de conocerse.

La composición de los colores explotan con naturalidad,
y penetran la inmesidad de la mirada fija,
entre tanto una fuerza natural que nace de la unión de dos seres,
hace un nuevo arreglo inexistente a la percepción de los demás.

Ahora somos colores,
mirandose unos a otros,
son lo mismo y no lo notan,
no pueden verse,
se contienen el uno al otro.

Observador y Objeto,
vueltos unidad.

1 comentario:

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