De pronto cuesta explicar con palabras,
Lo que con las manos se sobre entiende,
El suave remolino asesino de todo lo demás,
Que se queda, y que viene y va.
De repente no quiero equivocarme,
Y sólo puedo equivocarme más,
En mi imperfección estoy yo,
Tras el miedo está, lo que eres en realidad.
Lo bueno es que no somos tan tontos para pensar,
Lo que se sobre entiende con las manos,
Para poner palabras a la sensación,
De estar dormido en tus brazos.
Despertar contigo,
Dormir contigo una vez más,
Sentir que he llegado,
Cuando ni siquiera he emprendido el camino.
Pero al final todo tiene sentido,
Y ese sentido nada importa en realidad,
Sin necesidad alguna de explicar con palabras,
Lo que se sobre entiende con las manos.
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