beber por depresión

Cuando más queremos olvidar,
menos lo hacemos.

Irónicamente cuando bebemos por tristeza,
nuestra razón sufrible se distiende y se hace más receptiva.

Nos volvemos detalladamente analíticos,
y perseguimos los fantasmas de un recuerdo,
o muchos.

En realidad no queremos olvidar nada,
sólo queremos la paz que nos daba esa persona,
sentirme hoy como me sentí alguna vez en tus brazos,
los mismo que hoy ya están camino a ser ocupados.

Es la eterna tragedia entre no controlar los espacios de tiempo,
porque hoy que te deseo no puedo anteponer este espacio tiempo,
al momento en que no era un completo imbecil,
cuando eramos los dos dell mismo color y sabor.

Hoy levantamos una copa tibia,
con un mal sabor a dolor,
pensamos que en el fondo está algo distinto,
y en realidad sólo jugamos a ser la fotografía de un cliché.

Los seres humanos somos tan lerdos,
que pensamos en lo que hacemos,
y no para hacerlo mejor,
sino para torturarnos por no poder dejar de ser bestias.