martes, 7 de diciembre de 2010

Sobre la materialidad del texto y la verdad o mentira dentro del lenguaje

(Con base en el texto: La materialidad del texto, Chartier y Sobre verdad y mentira en sentido extra moral, Friedrich Nietzsche)

Nietzsche al hablar sobre el contrato tácito que hacen los hombres para poder vivir en paz dentro de una sociedad dice lo siguiente:

“En la medida en que el individuo quiera conservarse frente a otros individuos, en un estado natural de las cosas, tendrá que utilizar el intelecto, casi siempre, tan sólo para la ficción. Pero, puesto que el hombre, tanto por necesidad como por aburrimiento, desea existir en sociedad y gregariamente, precisa de un tratado de paz, y conforme a éste, procura que, al menos, desaparezca de su mundo el más grande bellum ómnium contra omnes. Este tratado de paz conlleva algo que promete ser el primer paso para la consecución de ese enigmático impulso hacia la verdad. Porque en este momento se fija lo que desde entonces debe ser verdad, es decir, se ha inventado una designación de las cosas uniformemente válida y obligatoria, y el poder legislativo del lenguaje proporciona también las primeras leyes de la verdad, pues aquí se origina por primera vez el contraste entre verdad y mentira.”

Pero desde el punto de vista de Chartier, al hablar de la materialidad de los textos, cuando está explicando la evolución de los textos en Shakespeare y posteriormente en Cervantes dice lo siguiente:

“Todos los estados del texto, hasta los más inconsistentes y extraños, deben ser entendidos y, eventualmente, editados, porque, al ser el resultado tanto de los gestos de la escritura como de las prácticas del taller, constituyen la obra tal y como fue transmitida a sus lectores. Ésta sólo existe en las formas materiales, simultáneas o sucesivas, que le dan existencia. La búsqueda de un texto puro, que existiría más acá o más allá de sus múltiples materialidades, pues, es vana. Editar una obra no es recuperar un “ideal copy text”, sino explicitar la preferencia otorgada a uno u otro de tales estados, así como las elecciones hechas en cuanto a su presentación: divisiones, puntuación, grafía, ortografía.”

Primero habría que explicar que es lo que entendemos de la primera cita y posteriormente de la cita anterior como punto de partida:

Nietzsche plantea que si los hombres pretenden sobrevivir en sociedad, deben de firmar un pacto de paz, lo cual sólo es una forma de decirlo y no necesariamente involucra la firma material de un tratado en papel, por medio del cual se puedan establecer los principios necesarios para una convivencia tolerable, y por medio de este tratado se designa de manera arbitraria lo que debe ser verdad y lo que debe ser mentira. Pero además debe adquirir un carácter universal y legislativo sobre todas las cuestiones que impliquen el reconocimiento sobre si es verdadero o falso.

Y en la segunda cita Chartier expone que los textos son dinámicos, esto quiere decir que los textos al estar atrapados en su materialidad, y entendiendo por materialidad su pasta, sus hojas pero también su puntuación, división y ortografía, así como el uso de tal o cual palabras de un grupo de sinónimos por ser preferida una sobre otra por el traductor o editor. Entonces es el texto en realidad un transcurso del tiempo y una evolución social o modernización de los tiempos, y no necesariamente como un progreso sino más bien como un transcurso en el tiempo, así los textos sin que esencialmente estos lo deseen o tengan por objetivo ir cambiando lo van haciendo. Pero además esto es conveniente para mantener al texto comprensible a los ojos de los lectores actuales.

Uno vez puesto en claro la interpretación que se le está dando a ambas citas podemos poner a discusión la siguiente pregunta:

El pacto de paz del que habla Nietzsche, con el cual la sociedad puede establecer sus reglas más fundamentales y que además da origen a la distinción entre la verdad y la mentira, sufrirá los efectos de la materialidad que sufren todos los textos?
Es posible que por el hecho de que este contrato más bien sea el uso de la retórica en Nietzsche para ejemplificar un momento y dicho acuerdo nunca haya sido siquiera escrito, esta pregunta careciera de sentido, sin embargo, dando mayor profundidad a los efectos a los que se refiere Chartier, no necesariamente se tienen que limitar al texto, sino que se pueden llevar también al análisis formal del discurso en sí.
Pensando en el pacto de paz de Nietzsche como un discurso o una intención, que para este caso resulta lo mismo, debemos pensar que este se llevó a cabo al inicio de la sociedad, antes de que los hombres y las civilizaciones fueran como las conocemos, las interacciones primarias entre los grupos humanos primigenios, no conllevaban a una gran serie de actividades e interacciones que hoy en día sí se realizan. Esto nos invita a pensar que un inicio había un número limitado de verdades y que conforme se fueron suscitando nuevas interacciones también la necesidad de verdad fue creciendo y así también se fue ampliando el contrato.

Pero no sólo eso, al incorporar un modelo social predeterminado para cada país, y buscar cierta unidad de valores y principios, las religiones, los estados y demás tipos de organizaciones humanas, fueron erigiendo sus propios principios de verdad y mentira, y además como dice Chartier, fueron dando preferencia a unas cosas sobre otras, para darle una interpretación personal y dirigida que complementara sus ideologías.

De esta manera y siguiendo el principio sobre la dinámica del texto podemos ver con claridad que al igual que los textos los discursos se van transformando y van manteniendo la vigencia por medio de la tradición, ya sea oral o escrita y que mantiene cierta parte de la esencia y le va transformando en un principio nuevo, que encaje con las necesidades actuales, en este caso de verdad y de mentira, de convivencia social y de supervivencia.

El problema sería entonces entender hasta qué punto se mantiene el mismo discurso o principio fundamental sobre un discurso o texto, y en qué momento se corrompe por completo al grado de significar algo completamente distinto, no necesariamente opuesto, a lo que significaba inicialmente.

Es posible que en realidad todos los textos y los discursos se vayan transformando de tal manera que en ciertos contextos signifiquen una cosa, y den origen a una corriente especifica del pensamiento y en algún otro lugar, tal vez lejanos de manera temporal, pueda significar algo diferente y dar origen a una corriente distinta a la primera.


Tratando de retomar las citas iniciales, Chartier por medio del concepto de la “materialidad” del texto nos permite analizar no sólo los textos como tal, sino los discursos, las intenciones en los discursos y como estas se van modificando según quienes lo leen, lo traducen, lo enseñan o lo interpretan. Conociendo las características y las evoluciones en el tiempo de los diversos discursos que se han versado, podemos comprender mejor la propia evolución del pensamiento humano que va desarrollando ideas con base en ideas anteriores y que aún proviniendo de la misma base el resultado puede ser distinto.

Finalmente gracias a esta dinámica de los discursos es posible que conceptos tan básicos como la misma base fundamental de la sociedad, o sobre la definición de que es verdad y que mentira, se pueden ir renovando eternamente los sistemas sociales y éticos a lo largo del tiempo y buscando la forma de que funcionen correctamente y los grupos humanos puedan tener una convivencia al menos tolerable.

Algo que quedará en el tintero es, sí esta dinámica que planteó ¿Será lo suficientemente veloz para deformar el sentido del texto en un periodo de tiempo breve en una era en donde los avances tecnológicos producen cada vez más rápido innovaciones, o está dinámica es en realidad como el movimiento de la Tierra que al ser tan sutil se vuelve imperceptible para los humano? Creo que no tengo elementos para discutir esto a fondo pero resulta interesante esta observación simplemente para entender que tan alto puede ser el impacto de la velocidad en el discurso contenido en cualquier texto.

Bibliografía

Materialidad del texto, textualidad del libro por Roger Chartier, École des Hautes Études en Sciences Sociales.

Sobre verdad y mentira en sentido extra moral, Friedrich Nietzsche, 1873 editor: Simón Royo Hernández.

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