lunes, 31 de enero de 2011

La mañana

En uno tiempos te nublabas por capricho,
a veces sales con el Sol,
generalmente llegas antes,
siempre antes de mí.

Te admiro en silencio,
y no te comprendo,
pero me gusta tu calma,
tu tibieza fría,
la sensación de estar antes,
que el propio mundo real.

En ocasiones dejas ver la luna,
a veces te llenas del Sol,
generalmente despierto solo,
en tus brazos complacientes.

Cuando despierto contigo,
mis días duran más,
vivo más,
eso siento,
me llevo por cada una de las horas,
toda tu vitalidad.

Por la noche me recuesto,
a la sombra de la noche,
que antecede tu llegada,
cada vez,
por toda la eternidad.

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