lunes, 10 de enero de 2011

Las paradojas de la personalidad

De niños nos educan para decir la verdad, se creé que se nos inculcan valores para una sana convivencia con los otros y para el pleno desarrollo de nosotros como personas. Entonces ¿Por qué en general los seres humanos somos contradictorios, bipolares, hipócritas y profundamente infelices?

A continuación sólo expresaré mi opinión, no quiero generalizar ni pienso que tenga absoluta razón, es simplemente una reflexión que me parece valida hacerme y compartir.

En teoría todas las cosas que tienen una carga moral dentro del discurso educacional de nuestros padres, debe de pretender que tengamos los lineamientos, al menos mínimos para poder establecer un vínculo con las demás personas que viven a nuestro alrededor. Sin embargo esto desde siempre ha sido falso, en la mayoría de las familias, se prefieren los secretos a voces que frontalmente aceptar las cosas como son, es decir, los padres de adolescentes, en su mayoría, prefieren no saber todo lo que están haciendo sus hijos, la verdad los abrumaría, las cuestiones de fidelidad entre hombres y mujeres, temas como el machismo y el concepto de la mujer en la actualidad, aunque nadie juzga a nadie existen comportamientos claramente marcados.

Básicamente lo que digo, es que no es válido juzgar realmente nada, hasta la convivencia más cotidiana y generalizada entre nuestra sociedad, es bastante superficial y mentirosa, no sólo no queremos ver las cosas como son, sino que tal descaro constituiría en sí mismo una falta de respeto.

Hablar de ciertos temas, seguirá, al parecer, siendo políticamente incorrecto, cuando muchas otras cosas se pueden normalizar para ser hablados, como los asesinatos a manos de sicarios.

Y es ahí donde realmente se ejerce el poder y absoluto control sobre nuestro país, en los medios de comunicación, son los que tienen la última palabra sobre lo que debe ser dicho, discutido, vejado, alabado y pensado. Son los responsables de la marginación intelectual de un sector de la población, de disfrazar la humildad y buena voluntad, con el conformismo y la pobreza.

Las bases sociales de nuestro país están profundamente dañadas por la falta de acción en los niveles educativos más básicos, ojalá los niños tuviéramos una formación por lo menos mínima que nos permitiera explotar nuestra capacidad mental por lo menos de forma suficiente para poder siquiera levantar la voz y protestar.

Los medios de comunicación, parecen haber concluido con gran éxito un plan de 10 años de enajenación total de varias generaciones que hoy en día se debaten entre la ignorancia, la corrupción, el crimen organizado y el desempleo, pero si en general las generaciones jóvenes de este México comparten es en general un desinterés por cualquier cosa que rebase sus propios límites, es la apatía de no querer salir y cambiar las cosas amalgamado casi a la perfección con la completa carencia de foros, e instituciones confiables en donde las personas se sientas cómodas opinando.

Por eso pues admiro a quienes a su forma de ver las cosas están tomando acciones y están haciendo algo por su país desde la política, aunque honestamente, y sin afán de menospreciar sus esfuerzos, es el último lugar donde se me hubiera ocurrido empezar.

Creo que la única herramienta valida en el mundo del dinero para luchar, es el dinero mismo, creo que desde la creación de riqueza se puede impulsar una reforma real al estilo de vida de la gente y por medio de reeducar a todos aquellos que les interese, reconstruir una identidad, por lo menos de sociedad que nos permita, al menos, tener una convivencia más sana con las personas que viven cerca de nosotros.

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